1 ¿Por qué decidieron tomar el tema del ornamento –y su posterior análisis simbólico- en la exposición? ¿qué las motivó a profundizar en este tema?
El ornamento es revelador en tanto es el reflejo de la identidad de quienes viven en un entorno determinado, el como se visten, lo que comen, lo que aquello pareciera significar.
En el ejercicio de reconstruir los ornamentos se nos ofrece la posibilidad de recorrer y comprender las aspiraciones de un pasado reciente, de cómo los habitantes intentan reproducir nostálgicamente lo que consideran “aceptable”, adaptando su entorno para vivir en una “pequeña europa” o una “pequeña ruca”, sea cuál fuere la configuración de su lugar ideal.
2 ¿Por qué juntar en una misma exposición el tema del ornamento en grietas y en palacios patrimoniales?
Porque son distintas direcciones del mismo vector: lo estéticamente “bello” y la evidencia de su entropía, la decadencia y la pasividad frente a ese deterioro, que es a nuestro parecer, también un deterioro moral.
Quisiéramos reestructurar la pregunta levemente (a nuestro favor) y trocar el binomio “grietas y palacios patrimoniales” por “grietas e insectos” que constituyen, a nuestro modo de ver, la materia prima con la que componemos nuestras obras. ¿Por qué juntar, entonces, en una misma exposición sobre el ornamento, insectos y grietas? Porque los insectos adoran las grietas y juntos carcomen lentamente los muros y pavimentos de nuestros espacios públicos, privados y patrimoniales.
3 Según expresan en el dossier, el ornamento es “testigo del habitar y pieza clave en la narración de las ciudades”. El ornamento (en las grietas y palacios) que ustedes visualizan, ¿qué está diciendo o qué relato está construyendo de la ciudad o de nosotros mismos que habitamos esa ciudad? (Valparaíso y Viña me imagino).
Este ornamento de principios de S. XX expresa la presencia de diferencias sociales donde solo algunas tienen acceso al consumo de este lujo, que es excesivo porque es caro pagar por la manualidad después de la serialización y todavía peor, casi de mal gusto después de la Bauhaus y en Chile, de modo claro como una moda, desde los 90-s, donde reina el cubo blanco y el minimalismo como una máxima.
En la imagen de la grieta y los insectos persiste un recuerdo de la vida y la muerte. Una grieta aparecida en el rincón de la casa, al lado de una telaraña, se constituye como testigo de nuestra vida cotidiana, ese gran escenario donde transcurre la trascendencia del hombre (o su padecerse a sí mismo). Nos remite al inicio del pensamiento y la filosofía, a aquel “delirio” (como expresa María Zambrano) donde el hombre se sentía mirado sin saber quién lo mira. Este sentirse mirado, propio del hombre pre-lógico y de las ensoñaciones infantiles, predispone al ser a establecer una relación poética con las cosas. Es lo que Heidegger llamó el ser de lo útil, donde las cosas están llenas de vida, porque las cosas son vividas cotidianamente.
Aún los muros más pulcros y lisos de la arquitectura moderna, libres de todo ornamento, mantienen en estado de latencia dentro de sí, el surgimiento de una grieta, la irrupción de un insecto, la aparición del moho; en general la aparición abrupta de la “vida” en la materia, aparentemente inanimada. El interés por el ornamento, entre otras cosas, surge como posibilidad de captura de esa vida en la materia inerte, a través del simbolismo de insectos y grietas (con toda la carga psíquica que esto pueda acarrear).
Siguiendo con la relación poética del “habitar” el hombre, su espacio público y privado, intuimos que la esencia de los acontecimientos cotidianos humanos, quedan impregnados, fenomenológicamente hablando, en los muros de casas y edificios; en las aceras y pavimentos, logrando, no solo agrietarlos, y con ello permitiendo su corrupción y futura ruina, sino también la aparición de la vida a través de los insectos que los carcomen. Hablamos del ciclo de la vida y la muerte. Desde esa repetición eterna y vital surge el patrón orgánico que, a pesar de salir de la materia inanimada, constituye la voluptuosidad de las grietas y la vida de los insectos. Hablamos de cómo el hombre construye su historia personal afectando su entorno, desde el espacio íntimo de la casa, pasando por el de su barrio, hasta el de su ciudad y proyectando a nivel social sus temores, angustias, ansiedades. Las deformaciones sociales (otra idea de Zambrano) son la institucionalización de las deformaciones personales. “Esa historia −la de todos, la que se construye en comunidad− y a esa otra historia que es el argumento de cada ser humano, padecida en la historia y bajo ella (…)” La historia que se está construyendo es el argumento de cada ser humano proyectado en su ciudad.
4 ¿Qué mensaje o qué quieren transmitirle a los visitantes?
Esperamos generarles una inquietud mediante el asombro al ver la convivencia de grietas, bichos, deterioro y belleza; y permitir que el espectador tome una postura activa (ya sea opinante o mas organizativa en su comunidad) frente a la valoración de la expresión material, ya sea desde un palacio al pañito tejido a crochet bajo la colección de imitaciones taiwanesas de porcelanas Capo di Monte y las flores plásticas al lado de la bandera del Wanders, como signos de identidad válida y preservable en la memoria colectiva.
Quisiéramos que las imágenes transmitidas resonaran vitalmente en el visitante, haciéndolo partícipe de una dinámica perceptiva donde los movimientos propios de la repetición ornamental (“límite, exceso, detalle, fragmento, ritmo, repetición, nudo” – en palabras de Omar Calabrese), se reproduzcan también en su interior, como una forma más de estar vivos.
5 ¿Cuál es su diagnóstico sobre el problema que plantean en el dossier: el abandono del patrimonio y la estetización de la pobreza?
Post terremoto es un lugar común muy evidente, pero hace un año atrás pocos hablaban de lo vergonzoso que es vivir en un país que no le importa preservar su memoria material significativa de situaciones históricas o historicistas (lo cotidiano).
Choza, cueva, casa, palacio, son nuestros hábitats, los lugares donde habitamos en el mundo. Podríamos decir que todos los espacios son patrimoniales. El rápido consumo de bienes (incluidos los bienes raíces), han despojado al hombre de esa relación poética con su entorno. Ese es uno de los abandonos, no solo de las instituciones, sino también de los habitantes.
6 Paola: En términos simples, sin el detalle de cada obra –que está en el dossier- ¿qué podrá ver la gente que visita tu obra? (en qué consiste la instalación sin detalles demasiado técnicos)
Podrán ver fragmentos de ornamentos de dos palacios locales vueltos construir con un sistema de pequeños bichos de papel coloreados, que juntos arman esas imágenes. O sea, las obras tienen un doble signo: de lejos, se ven los ornamentos y de cerca se ven miles de reproducciones de bichos de 1 cm. organizados como un ejército que confabula y colabora en una exposición de arte.
7 ¿Qué es lo atractivo o lo novedoso de la muestra que la convierte en un imperdible?
Porque de las profundidades de un agrietado Valparaíso surge la vida palpitante de estos insectos que como un ejemplar modo de supervivencia, se organizan a pesar de su entorno hostil en un trabajo minucioso, lento y tedioso, que se consume rápida y fluidamente, como un manjar.